La obligatoriedad que ha surgido recientemente para las empresas en materia de Seguridad y Salud en Trabajo puede ser vista como una demanda adicional a las ya existentes, pues genera obligaciones, cargas administrativas, contratación de personas, gastos, etc.
En un análisis más profundo, dicha “molestia” es en realidad una inversión, pues las actividades y costos asociados ayudarán a generar una mayor cultura de prevención, lo cual a la larga beneficia a la organización convirtiéndola en más productiva y evitando imprevistos. Como ejemplos de los efectos de una inadecuada gestión de la seguridad podemos mencionar la perdida de personal ya entrenado a causa de una enfermedad ocupacional o un accidente que les mantiene fuera de su puesto cierto periodo de tiempo, la fuga de personal a otras empresas con mejores condiciones de Seguridad y Salud o la incapacidad para detectar duplicidad de funciones y mejora de procesos, entre otros.
Por otro lado, se debe percibir la gestión de la Seguridad Ocupacional como un elemento de competitividad e imagen, que mejoran con la implantación de un buen sistema, existiendo incluso certificaciones internacionales que avalan este aspecto. Como prueba, cada vez es más frecuente la solicitud por parte de empresas de cierta trayectoria solicitar a sus proveedores pasar por procesos de Homologación, donde analizan entre otros aspectos la gestión de la Seguridad y Salud que realizan, como manera de comprobar que la empresa que contratan es confiable y se rige bajo ciertos estándares.
Por último, no se debe dejar de lado el componente obligatorio de la normativa, pues su incumplimiento conlleva innegablemente el riesgo de sanción (de enero a abril del año 2016, sólo en Lima Metropolitana, fueron sancionadas 42 empresas, y el sumatorio de las multas interpuestas ascendió a más de 2 millones de nuevos soles) e incluso penas privativas de libertad para los gerentes en los casos más extremos en que no se adopten medidas preventivas necesarias.
Por todo lo mencionado conviene valorar objetivamente el desempeño de nuestra organización al respecto, adoptando las medidas necesarias que nos garanticen una adecuada gestión de las actividades bajo nuestro cargo. Indudablemente revertirá en reducción de costos por no previsión, por accidentes y enfermedades, además de las oportunidades de mejora y de control sobre sus procesos que le harán más competitivo.
Ing. Mariano Couto